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Danza Tántrica: Divino Femenino

 

Lo Divino Femenino en la danza tántrica expresa un principio interno cíclico, la espiral de la vida / muerte / vida, que respira y se desenvuelve en cada gesto. La bailarina, con sus gestos, desenrolla el hilo de seda del Aliento uniendo cuerpo, emoción, espíritu.

Tanto el Tantra como el Tao son sistemas de prácticas milenarias que trabajan la experiencia de Unidad. En este contexto, la danza reúne en un Centro a las polaridades, como el cuerpo calloso une a los dos hemisferios cerebrales.

Toda danza tántrica es sagrada, una expresión de orden cósmico. El aliento toma cuerpo para crear y destruir formas atestiguadas por la Presencia.

 

En la danza tántrica, el contexto del Divino Femenino es el medio para delinear y hacer visible lo invisible a través de la belleza del movimiento. 

 

La Bailarina del Espíritu

La bailarina vibra en la pura Presencia, es un instrumento del Misterio, que está uniendo, dialogando, tejiendo y destejiendo sus diseños secretos.

Desde lo Divino Femenino, la bailarina del Espíritu es un cuenco vacío que recibe y expresa el flujo de la energía. Vibra, palpita y se mueve con placer, gozo y éxtasis. El orgasmo en la danza tántrica derrama Gracia y Vida, generando florecimiento y abundancia.

La Belleza toma forma, la energía y el corazón se elevan en Ella y en quienes presencian la Danza. El tantra, el Tao, celebran el cuerpo, su movimiento, su plenitud y su éxtasis, como cultivo de la salud, la longevidad y la felicidad. 

 

En cuerpo y alma la danza tántrica es vehículo de éxtasis y gozo

 

Los dones del cuerpo femenino

Las prácticas de danza tántrica desde lo Divino Femenino se dirigen hacia la reconexión erótica de la mujer con la naturaleza y con el movimiento de sus fuerzas elementales. La mujer de hoy necesita reconectarse con la vibración de su sexualidad gozosa y vital. La energía sexual, también es espiritual.

Desde su nacimiento, la mujer posee una conexión directa e ininterrumpida con el Gran Misterio a través de su matriz física y energética. La mujer da vida, alumbra la carne, y da continuidad a la vida en la muerte y también a la muerte en la vida.

Como mujeres, venimos con capacidades despiertas únicas y un cuerpo sensible muy desarrollado. Cultivando la presencia en esos talentos podemos liderar un mundo más cooperativo basado en la simplicidad maestra de las leyes de la naturaleza, el equilibrio ecológico y la sostenibilidad.

 

La sexualidad femenina es intemporal e infinita, como lo es el Universo.

 

Mujeres creadoras y líderes de un mundo más sostenible

 

Conocer tus dones y aprender a hacerlos valer en el mundo de las formas, es algo que a algunas mujeres aún les cuesta.

Mediante el trabajo de la feminidad consciente podemos validar lo que traemos al mundo y crear con nuestras acciones un campo de consciencia colectivo orientado hacia el equilibrio y la paz. 

La mujer necesita ponerse en pie, en comunidad circular, amarse, fortalecerse y tomar la responsabilidad del poder matriz que gesta la vida y proporciona la continuidad al tejido de todas las relaciones.

En el entrenamiento de danza tántrica aprendemos a trascender el odio, la culpa y la venganza que provienen de la destrucción vivida en el pasado individual y colectivo.

Como parte del valor propio, la Mujer necesita trabajar la honestidad para decir amorosa y firmemente si cuando es si y no cuando es no, piensen lo que piensen los demás.

En la danza tántrica desde lo Divino Femenino, la mujer aprende a respetarse y elevar su corazón para dar y recibir el amor que le corresponde y del que es merecedora como cualquier criatura alumbrada por la conciencia.

 

Habitando y celebrando su cuerpo tal y como es, la mujer puede entender el significado profundo de su sexualidad.

 

Ocupar tu lugar desde lo Divino Femenino

 

Con amor, humildad, y también con firmeza, queremos ocupar con armonía el lugar sagrado que nos corresponde pulsando desde el corazón el llamado al fortalecimiento femenino y al equilibrio de nuestro ser y el de la Madre Tierra.

Este llamado nos lleva a ocuparnos de que el femenino no sea desplazado en nuestro interior por los valores patriarcales, pues durante siglos hemos cedido nuestro poder y nos hemos dejado guiar principalmente por varones y mujeres que replicaban esos valores en la mayoría de los ámbitos. 

Este desplazamiento, esta cesión del poder femenino, muchas veces ha llegado desde el exterior mediante el ejercicio de la violencia brutal y la sutil hacia la mujer, pero a menudo nosotras lo hemos permitido coartadas por el miedo a ser destruidas física, psicológica o espiritualmente. A veces este miedo ha venido por las amenazas a la integridad de nuestros hijos, compañeros y familia.

La mejor respuesta es la que obtenemos y elaboramos por nosotras mismas desde la luz de nuestro cuerpo y nuestra alma conectada con Ella, la Madre Fuente, la Madre Compasiva.

 

La Gran Madre, la danza y la trampa

De Ella en nosotras brotan los talentos y la comprensión de cómo utilizarlos. De Ella emergen las mejores recetas para nuestra vida y las mejores danzas.

De Ella en nosotras nace la inspiración en su compasión sin fin y la información que necesitamos para crecer con belleza y desarrollarnos con amor en nuestro camino. De Ella, cuya chispa nos alumbra en cada óvulo y en cada célula, en cada latido del corazón, nace la hermosura de la creación perfecta.

Y eso lo podemos plasmar en todas nuestras relaciones, en el mundo profano y en el mundo sagrado.

En el ámbito espiritual la trampa proviene a menudo en crear un dogma y ceder la fe a cualquiera que controle nuestro crecimiento espiritual o nos guíe con una información que “extrae” de nosotras, en lugar de alentar nuestra conexión directa con la Fuente.

 

Para mi, el buen guía es el que te conduce hacia tu propia respuesta y a centrarte en tu luz propia.

 

La práctica de la danza tántrica

Con la práctica de la danza tántrica trabajamos el despertar a la sabiduría interna por nosotras mismas. Las cualidades femeninas nos abren a la danza del yin y del yang en la Matriz Original. 

La danza tántrica femenina nos ayuda a hacernos receptivas a la sabiduría cíclica del cosmos, a la simplicidad y la belleza contundente de la Madre Tierra. 

La práctica es sustentadora y reveladora de nuestros dones profundos, nuestros íntimos tesoros. Por nosotras mismas. Para nosotras mismas. Desde nosotras mismas hacia la red de la vida cósmica, hacia la tierra, la carnalidad y lo cotidiano. Por el amor y para el amor, imantando con él a Todas Nuestras Relaciones.

 

Crear desde lo Divino Femenino

Así, con la danza tántrica, establecemos una relación de respeto, gozo y amor con la naturaleza sexual. Mejoramos la relación con nuestro cuerpo físico, nuestras emociones, pensamientos y con el movimiento del Espíritu. 

Nuestro bienestar y el pleno desarrollo de nuestras capacidades dependen de la alineación armónica de nuestros talentos plenos de belleza y amor con la disciplina necesaria para alumbrarlos en la vida cotidiana y en el mundo. Esto a menudo requiere simplicidad, procesos y pequeños pasos. 

En el acto creativo femenino, partimos a menudo de un esbozo intuitivo hasta perfilar el detalle más exquisito. Y todo esto se hace grande, a medida que se completa y toma fuerza expresiva. 

Todo el proceso creativo de las pequeñas cosas se convierte en una canción que nos toma por entero y nos llena de éxtasis. Es la grandeza en lo pequeño y lo pequeño en lo grande. Es la grandeza de una matriz que alumbra belleza en el mundo cotidiano y en la expresión de nuestro arte. 

Nuestro arte es sagrado. La danza tántrica natural, erótica, nos cuenta nuestras historias y guía nuestros pasos. Bailar permite abrir espacios nuevos y llenos de encanto, en todos los ámbitos de la vida.

 

La danza tántrica de lo Divino femenino es carnal, sexual y también espiritual.

 

Texto: Quetzal Pahtli © Todos los derechos reservados.

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